jueves, 9 de septiembre de 2021

Xandrianos a Kaleon

 Al oeste de Kaleon, en una península que penetra varias millas en el interior del Mar Cálido, se alza un pino de proporciones colosales. Los habitantes de la zona contaban que leyendas acerca del origen del árbol, de si fue plantado por una divinidad, de si era el eje del mundo. Solamente una cosa estaba clara: la existencia del árbol en la isla precedía al Gran Cataclismo, y lo único tan antiguo como el árbol era una placa de pulida piedra blanca con una inscripción imborrable en la que se leían unas letras desconocidas: 

Πεύκη Ξανδρίου


Durante generaciones, ciudades y civilizaciones emergieron, florecieron y perecieron alrededor del gran pino y su extraña inscripción, hasta que un día todo cambió. Durante los tiempos en que los hombres conocen como La Gran Enfermedad, un marinero rescatado de los restos de un naufragio cerca la península juraba haber visto en mitad de una densa niebla unas extrañas naves delgadas con picos y ojos en la proa y grandes velas cuadradas. Desafortunadamente para los colonos de la ciudad de Vaugeois (los habitantes actuales de la península) nadie se tomó en serio sus palabras… hasta que una flota de dichas naves fondeó por la noche alrededor de la ciudad. De ellas, huestes de guerreros ataviados con armaduras de aspecto arcaico desembarcaron y atacaron sin previo aviso, destruyendo todo a su paso entonando cánticos y gritando “ALALA”. Únicamente capturaron 100 aldeanos, quienes fueron arrastrados hasta llegar al gran pino. 


Allí, y para asombro de los aldeanos, dos de los extranjeros, ataviados con ropajes blancos, estaban arrodillados ante él. Tras una especie de oración, ambos se dieron la vuelta hacia los aterrorizados aldeanos y las tropas reunidas.


  • Hace cien generaciones, nuestros antepasados habitaban esta isla, y bajo el auspicio de Xandri- ambos hablan al unísono, señalando al árbol- y Meles, dios de dioses, tuvieron una edad dorada y de prosperidad… hasta la herejía de Efialtes.


Al mencionar el nombre los guerreros pican sus escudos con sus lanzas.


  • ¡El Avatar de Meles fue asesinado por el Impío, y la cólera de los dioses se cernió sobre nosotros! Empujados por su furia nos exiliamos a los confines del mundo y suplicamos su clemencia.- repique de escudos.- ¡y tras cien generaciones se nos dió respuesta! 


Cuatro guerreros se adelantan cargando una especie de arca de oro con piedras preciosas hasta las raíces del árbol, donde la abren solemnemente. Tras unos tensos segundos, un gran tejón blancinegro emerge de su interior, salta al suelo, y después de olfatear a su alrededor, avanza directo hasta la raíz más cercana y empieza a excavar una madriguera para el júbilo de todos los extranjeros. 


  • ¡El Avatar de Meles ha regresado a su hogar! ¡La pena contraída ha quedado saldada!- todos los guerreros cantan entusiastas. 


Entonces, ambos señalan a los aldeanos y desenvainan unas ornamentadas dagas rituales.


  • Con la sangre derramada de Meles se condenó al pueblo de Xandrian al exilio. Con la sangre derramada de los impíos se celebrará su retorno.- los soldados cojen un par de aldeanos y los llevan ante los líderes. quienes los sujetan sobre el arca y los degüellan, vertiendo su sangre en el arca.- ¡Si el pecado de Efialtes condenó a 100 generaciones al exilio, entonces la sangre de 100 impíos lo expiará! ¡Hecatombe!

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